Si te gustan estos jardines, que parecen salvajes y que sacarían de quicio a cualquier cortacésped, te voy a hablar del estilo naturalista y de cómo se integra en la ciudad, a través de uno de los nombres más importantes de este estilo de paisajismo: Piet Oudolf.
Claves de los preciosos jardines de Oudolf
Lo primero, de salvaje no tiene nada. De hecho, un jardín naturalista como los que propone Piet Oudolf son de los más difíciles de diseñar a los que nos podemos enfrentar. Él fue vivierista durante mucho tiempo, y creo que ese conocimiento del desarrollo de las especies es lo que ha ha hecho posible sus obras. Para proyectar algo así, tenemos que ser grandes conocedores de los comportamientos de las plantas, de cómo se van a crecer, a convivir con la mezcla de especies, y cuál es su comportomiento durante las estaciones.
Esto último precisamente es una de las características de su trabajo, las estaciones. Y es que Oudolf se preocupa de que el jardín siempre luzca interesante sea cual sea la estación. Por eso presciende de plantas y flora caducas e incorpora mucho arbusto y material perenne. Esto le ha llevado a ser reconocido como el creador del movimiento “New Perennial”, que vendría a ser como “nuevo perenne”. Jardines que cambian con las estaciones, pero donde los diferentes ciclos de su flora se combinan para que siempre cuenten algo.
Yo lo conocí porque durante una temporada viví en Chicago. Y en medio del millenium Park, que es el parque más importante de la ciudad, donde está el auditorio el famoso Cloud Gate, Oudolf había integrado un jardín. Era una parcela donde podías notar la naturaleza distinta a como la notas con el césped o los árboles de un parque, en ese rincón sentías que había algo menos intervenido, más vivo y más diverso.
O sea que su estilo, que podría parecer tan campestre, es lo más cosmopolita que hay. De hecho, su obra más conocida es el High Line de Nueva York:
¿Quién diseño el High Line de Nueva York?
Piet Oudolf se encargó de diseñar el High Line de Nueva York. Un proceso genial de rehabilitar una antigua línea de ferrocarril y convertirla en un parque perenne que atraviesa a lo largo de 2,33 Km Manhattan. Un oasis para pasear tranquilamente a otra velocidad en pleno centro de la gran manzana.
Igual conocer todo esto sirve para que veamos a todas las plantas con interés, incluyendo a esos matorrales que podríamos señalar como malas hierbas. La belleza se puede despertar en todas partes.
¿Te gusta? ¿Te parece interesante? Puedes comentar abajo otros nombres que debería tener en cuenta. Un abrazo, Íñigo.